20 años han pasado desde aquella mítica jornada en la que los supervivientes de la 71ª edición del Giro de Italia tuvieron que afrontar la subida y posterior descenso del Passo di Gavia, en el reccorrido de la etapa que unía Chiesa di Valmalengo con Bormio. Fue uno de esos días que quedan marcados en la conciencia colectiva de un deporte. La frase más repetida fue que los corredores que consiguieron llegar a Bormio se habían ganado el carnet de ciclista para toda la vida. Poco importaba el puesto, ni el tiempo perdido. En una jornada tan dantesca, el deporte dejó de ser deporte y se convirtió en supervivencia. Hacía muchos años que no se vivía una etapa así. Han pasado otros 20 y no se ha repetido. Momentos para la historia, recuerdos que se fijan en la memoria y no se borran con el paso de los años: Van der Velde coronando el Gavia el primero y perdiendo 45 minutos unos kilómetros más abajo, en la meta de Bormio; Chiocchioli dejándose la maglia rosa y entrando en un túnel del que no saldría hasta 3 años después; Delgado con las manos casi cogeladas; Roberto Pagnin con cara agonizante tras cruzar la meta; todos los corredores ateridos, en unas imágenes que reflejaban a la perfección hasta dónde puede llegar el sufrimiento asociado a este deporte.
Pero, ¿eso fue todo? No. El giro 1988 fue una bellísima carrera, cuyo cenit fue esa 14ª etapa, pero que tanto antes como después tuvo un desarrollo muy interesante que intentaremos reproducir aquí. Fue una carrera con numerosos hechos relevantes. Si bien estuvo marcada por completo por la etapa del Gavia, el resto de jornadas no desmerecen demasiado la fama que ha alcanzado esa etapa de Bormio. Cierto, fue un Giro en el que aún se apreciaban los defectos que la carrera italiana arrastraba en los años ochenta: etapas anuladas, otras recortadas (aunque justificadamente, visto lo visto), pasividad en muchas etapas hasta los últimos kilómetros, sanciones que no se cumplían, plantes del pelotón... pero también aparecen los primeros síntomas de recuperación tras el periodo de Moser (que se retiraba ese año) y Saronni (en su penúltimo año como profesional).
Empecemos, pues, con la participación: Moser ya no estaba, y Saronni ya no intentaba más que conseguir triunfos parciales. Así pues, todas las esperanzas italianas estaban puestas en Visentini, tras su victoria en el 86 y su enfrentamiento con su compañero Roche en el 87. De todas formas, los 31 años que cumpliría el capitán del Carrera durante el Giro debían empezar a pesar. Más aún, cuando en su equipo estaba el suizo Zimmermann, que ya sabía lo que era ser podio en el Tour. El resto de la armada italiana no podía soñar con ganar una prueba de la entidad del Giro. El relevo generacional estaba ya en marcha, pero las futuras estrellas transalpinas estaban aún en pañales: Bugno era un corredor con gran punta de velocidad pero sin resistencia, Chiappucci no pasaba de ser un gregario batallador, y los que ya estaban destacando como Argentin y Fondriest, no tomarían la salida debido a sendas lesiones.
¿Y enfrente? Pues estaban todos los verdaderos favoritos, que se iban a jugar la carrera entre ellos, pese a que el nombrado por todos fuera Visentini debido a su condición de local. En cabeza de las apuestas, Delgado y Bernard, podio del pasado Tour junto al ausente Roche, baja para toda la temporada. El segoviano había decidido probar suerte ese año en el Giro, con el consiguiente revuelo que causó su ausencia en la ronda patria, que a punto estuvo de costarle la participación al Reynolds. Pese a que el objetivo principal era el Tour, no renunciaba a nada, manifestando incluso que sería el primer español en ganar el Giro. Las cosas acabarían poniendo a cada uno en su sitio. En cuanto a Bernard, había sido la gran revelación del pasado Tour, y todos le auguraban un futuro esplendoroso. Al igual que el segoviano, tenía el Tour en mente, pero en aquella época no se dejaban pasar oportunidades de ganar el Giro así como así.
El siguiente escalón lo encabezaba Breukink. Pese a su juventud, ya había sido podio el año anterior, quitándole el puesto a Marino Lejarreta. Además, parecía el corredor más en forma los meses anteriores; no en vano se había adjudicado el Criterium Internacional y la Vuelta al País Vasco. Junto a él, las apuestas daban posibilidades a corredores como el citado Zimmermann, Hampsten... poco más había donde elegir. Si acaso, una posible sorpresa como el suizo Rominger, o ver si el americano Lemond era capaz de recuperar su nivel anterior tras su accidente de caza que le tuvo en blanco en el año 1987 y la tendinitis que le amargó el año 1988.
En cuanto al recorrido, era variado e interesante. Pocos podían pensar el 23 de mayo de 1988, día de comienzo de la carrera italiana, en lo que iba a suceder 13 días después en las nevadas laderas del Gavia. Aún así, todo el mundo consideraba esa etapa como la reina de la carrera. Pero había muchos otros puntos donde dar espectáculo. El Giro empezaba con una crono que haría de prólogo, para dos días después afrontar una contrarreloj por equipos. Posteriormente, el típico primer final en alto de la ronda transalpina, en este caso en Campitello Matese. En los últimos diez días, un auténtico empacho montañoso: las etapas de Selvino, Chiesa Valmalenco (con el Passo di San Marco), Bormio (con el Gavia), Merano 2000 (con el Stelvio, aunque recién comenzada la etapa) e Inssbruck (con el Passo del Rombo) precedían a una cronoescalada del Valico del Vetriolo. Por si quedara algo por decidir, una etapa en la que se sale de los Dolomitas atravesando el Passo Duran, y el punto final con una crono en la última etapa, en Vittorio Veneto, en las cercanías de Venecia. Como se puede ver, un recorrido selectivo, aunque con la trampa de que los puertos más duros (a excepción del Gavia), tales como el Stelvio, Rombo y Duran, estaban muy lejos de meta. ¿O eso sería un acicate para ver grandes batallas durante multitud de kilómetros?
El recorrido completo era éste:
Pero, ¿eso fue todo? No. El giro 1988 fue una bellísima carrera, cuyo cenit fue esa 14ª etapa, pero que tanto antes como después tuvo un desarrollo muy interesante que intentaremos reproducir aquí. Fue una carrera con numerosos hechos relevantes. Si bien estuvo marcada por completo por la etapa del Gavia, el resto de jornadas no desmerecen demasiado la fama que ha alcanzado esa etapa de Bormio. Cierto, fue un Giro en el que aún se apreciaban los defectos que la carrera italiana arrastraba en los años ochenta: etapas anuladas, otras recortadas (aunque justificadamente, visto lo visto), pasividad en muchas etapas hasta los últimos kilómetros, sanciones que no se cumplían, plantes del pelotón... pero también aparecen los primeros síntomas de recuperación tras el periodo de Moser (que se retiraba ese año) y Saronni (en su penúltimo año como profesional).
Empecemos, pues, con la participación: Moser ya no estaba, y Saronni ya no intentaba más que conseguir triunfos parciales. Así pues, todas las esperanzas italianas estaban puestas en Visentini, tras su victoria en el 86 y su enfrentamiento con su compañero Roche en el 87. De todas formas, los 31 años que cumpliría el capitán del Carrera durante el Giro debían empezar a pesar. Más aún, cuando en su equipo estaba el suizo Zimmermann, que ya sabía lo que era ser podio en el Tour. El resto de la armada italiana no podía soñar con ganar una prueba de la entidad del Giro. El relevo generacional estaba ya en marcha, pero las futuras estrellas transalpinas estaban aún en pañales: Bugno era un corredor con gran punta de velocidad pero sin resistencia, Chiappucci no pasaba de ser un gregario batallador, y los que ya estaban destacando como Argentin y Fondriest, no tomarían la salida debido a sendas lesiones.
¿Y enfrente? Pues estaban todos los verdaderos favoritos, que se iban a jugar la carrera entre ellos, pese a que el nombrado por todos fuera Visentini debido a su condición de local. En cabeza de las apuestas, Delgado y Bernard, podio del pasado Tour junto al ausente Roche, baja para toda la temporada. El segoviano había decidido probar suerte ese año en el Giro, con el consiguiente revuelo que causó su ausencia en la ronda patria, que a punto estuvo de costarle la participación al Reynolds. Pese a que el objetivo principal era el Tour, no renunciaba a nada, manifestando incluso que sería el primer español en ganar el Giro. Las cosas acabarían poniendo a cada uno en su sitio. En cuanto a Bernard, había sido la gran revelación del pasado Tour, y todos le auguraban un futuro esplendoroso. Al igual que el segoviano, tenía el Tour en mente, pero en aquella época no se dejaban pasar oportunidades de ganar el Giro así como así.
El siguiente escalón lo encabezaba Breukink. Pese a su juventud, ya había sido podio el año anterior, quitándole el puesto a Marino Lejarreta. Además, parecía el corredor más en forma los meses anteriores; no en vano se había adjudicado el Criterium Internacional y la Vuelta al País Vasco. Junto a él, las apuestas daban posibilidades a corredores como el citado Zimmermann, Hampsten... poco más había donde elegir. Si acaso, una posible sorpresa como el suizo Rominger, o ver si el americano Lemond era capaz de recuperar su nivel anterior tras su accidente de caza que le tuvo en blanco en el año 1987 y la tendinitis que le amargó el año 1988.
En cuanto al recorrido, era variado e interesante. Pocos podían pensar el 23 de mayo de 1988, día de comienzo de la carrera italiana, en lo que iba a suceder 13 días después en las nevadas laderas del Gavia. Aún así, todo el mundo consideraba esa etapa como la reina de la carrera. Pero había muchos otros puntos donde dar espectáculo. El Giro empezaba con una crono que haría de prólogo, para dos días después afrontar una contrarreloj por equipos. Posteriormente, el típico primer final en alto de la ronda transalpina, en este caso en Campitello Matese. En los últimos diez días, un auténtico empacho montañoso: las etapas de Selvino, Chiesa Valmalenco (con el Passo di San Marco), Bormio (con el Gavia), Merano 2000 (con el Stelvio, aunque recién comenzada la etapa) e Inssbruck (con el Passo del Rombo) precedían a una cronoescalada del Valico del Vetriolo. Por si quedara algo por decidir, una etapa en la que se sale de los Dolomitas atravesando el Passo Duran, y el punto final con una crono en la última etapa, en Vittorio Veneto, en las cercanías de Venecia. Como se puede ver, un recorrido selectivo, aunque con la trampa de que los puertos más duros (a excepción del Gavia), tales como el Stelvio, Rombo y Duran, estaban muy lejos de meta. ¿O eso sería un acicate para ver grandes batallas durante multitud de kilómetros?
El recorrido completo era éste:
ETAPA | FECHA | RECORRIDO | KM |
---|---|---|---|
1ª | 23 de mayo | Urbino | 9 (CRI) |
2ª | 24 de mayo | Urbino-Ascoli Piceno | 230 |
3ª | 25 de mayo | Ascoli Piceno-Vasto | 184 |
4ªa | 26 de mayo | Vasto-Rodi Garganica | 123 |
4ªb | 26 de mayo | Rodi Garganica-Vieste | 40 (CRE) |
5ª | 27 de mayo | Vieste-Santa Maria Capua Vetere | 260 |
6ª | 28 de mayo | Santa Maria Capua Vetere-Campitello Matese | 137 |
7ª | 29 de mayo | Campitello Matese-Avezzano | 178 |
8ª | 30 de mayo | Avezzano-Chianciano | 251 |
9ª | 31 de mayo | Pienza-Marina di Massa | 239 |
10ª | 1 de junio | Carrara-Salsomaggiore | 190 |
11ª | 2 de junio | Parma-Coll con Bosco | 229 |
12ª | 3 de junio | Novara-Selvino | 205 |
13ª | 4 de junio | Bérgamo-Chiesa Val Malenco | 129 |
14ª | 5 de junio | Chiesa Val Malenco-Bormio | 120 |
15ª | 6 de junio | Bormio-Merano 2000 | 83 |
16ª | 7 de junio | Merano-Innsbruck | 176 |
17ª | 8 de junio | Innsbruck-Borgo Valsugana | 221 |
18ª | 9 de junio | Levico Terme-Valico del Vetriolo | 18 (CRI) |
19ª | 10 de junio | Borgo Valsugana-Arta Terme | 233 |
20ª | 11 de junio | Arta Terme-Lido del Jesolo | 212 |
21ªa | 12 de junio | Jesolo-Vittorio Veneto | 73 |
21ªb | 12 de junio | Vittorio Veneto | 43 (CRI) |
Aquí podemos ver los perfiles de las principales etapas:
1ª Urbino (CRI)
4ªb Rodi Garganica-Vieste (CRE)
6ª Santa Maria Capua Vetere-Campitello Matese
12ª Novara-Selvino
13ª Bérgamo-Chiesa Val Malenco
14ª Chiesa Val Malenco-Bormio
15ª Bormio-Merano 2000
18º Levico Terme-Valico del Vetriolo (CRI)
19ª Borgo Valsugana-Arta Terme
21ªb Vittorio Veneto
Todo estaba preparado para la lucha, tanto los contendientes como el terreno...
3 comentarios:
Espectacular el artículo. Muy buenas las fotos !!
Muchas gracias Diego. Pues es solo la primera de las cuatro partes en las que está dividida esta crónica del Giro 1988. Espero que te gusten aún más las restantes.
En cuanto a las fotos, la mayoría son de la web http://www.sitiodeciclismo.net/ , un estupendo sitio para encontrar material fotográfico sobre los ciclistas.
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