Pues bien, todo esto y bastante más es lo que se puede hablar de Hennie Kuiper. Y la última de todas estas conquistas, la más inesperada, fue la que consiguió en marzo de 1985, contando ya con 36 años y en el ocaso de su carrera. Y la forma de ganarla fue casi tan sorprendente como la victoria en sí. En uno de los finales de la "Clasicissima" más interesantes, y eso es mucho decir.
La mañana del 16 de marzo de 1985 en el marco tradicional de la salida de la carrera, el Castello Sforzesco de Milán, nadie contaba con el viejo holandés. O mejor dicho, con el "otro" viejo holandés. Joop Zoetemelk, de nuevo acaparando los focos, se acababa de imponer en la Tirreno Adriático a los 38 años. Los favoritos eran Kelly, Vanderaerden y el defensor del título, Francesco Moser. Kelly venía de ganar la Paris-Niza. Vanderaerden, pese a su poderoso sprint, tenía complicada la victoria por la introducción de la Cipressa en el año 82, lo que hacía más duro el recorrido. Por último, Moser había repetido su preparación de 1984, sin correr ninguna de las tradicionales carreras pre-sanremo.
Lo cierto es que la carrera tuvo protagonismo inicial español: el corredor del Teka Ángel Sarrapio y el holandés Van der Knnop fueron los valientes del día. Su aventura no llegó más allá del Capo Berta. Después lo intentaron otros corredores, como Fons de Wolf. Pero ninguna aventura fructificó hasta que en el llano entre la Cipressa y el Poggio atacaron Kuiper, su compañero Van Vliet y el italiano Silvano Riccò. Llegaron al pie del Poggio con unos segundos de ventaja. En los primeros metros de la colina Kuiper se queda de sus compañeros de escapada. Parece claro que es el menos fuerte de los tres. El pelotón viene a más de medio minuto por detrás, pero el ritmo de Van Vliet y Riccò es bueno. De hecho, la iniciativa corresponde a Van Vliet, pese a llevar a Kuiper por detrás. sin duda, considera que su compatriota no tiene más cartas que jugar en este día. Por detrás, del pelotón salta Chioccioli, pero no consigue abrir mucho hueco. Argentin ronda los primeros puestos y el grupo está al acecho.
Van Vliet, después de tirar casi toda la subida, dirige el duo de cabeza en el descenso. Las referencias son que Kuiper está a 20 segundos y el pelotón a 30. Parece suficiente. Pero en los "tornanti" que llevan a San Remo se ve que un corredor está cerca de los dos primeros. El pelotón está a poca distancia, pero cuando la cámara del helicóptero se acerca, se descubre a Kuiper, lanzado en la persecución. La escena es curiosa, porque Van Vliet sigue tirando por delante. Sin pinganillos y en el técnico descenso del Poggio era imposible divisar quién tiraba por detrás. Y más cuando por delante la meta se olía tan cerca. Pero al final ocurrió lo que parecía imposible al inicio del Poggio. Justo en el momento en que se termina el descenso del Poggio, Kuiper engancha con la cabeza de carrera. No se lo piensa. Continúa hacia delante, sin decelerar el paso. Cuando el joven Riccò se quiere dar cuenta, es demasiado tarde. Ya no puede cogerle. Además, Van Vliet se pega a su rueda, obligandole a llevar el peso de la persecución. Por detrás, el pelotón no termina de organizarse. Al paso por la pancarta del último kilómetro, la carrera está decidida. A Kuiper le da tiempo en la recta de meta a celebrarlo y emocionarse. Va a ganar su último monumento, el cuarto. Todo un logro para un espléndido corredor, no suficientemente valorado. Por detrás, Van Vliet completa el doblete por delante de un Riccò extenuado. El pelotón llega a 11 segundos, encabezado por Vanderaerden. Sin duda, una emocionantísima resolución de carrera.
4 comentarios:
He estado leyendo y a mi,que soy un amante del ciclismo pero nacido en 1988, me ha encantado. Mi padre me tiene hablado dest epoca y me dice que el ciclismo moderno es menos espectacular y la verdad es que sitios asi para los quasi-neofitos son joyas.
Pd: Mañana la Milan - San Remo haber que pasa, pero ojala gane Luisle a lo Cancellara el año pasado. Por soñar no va ser.
Siento no haberte respondido hasta ahora. Y siento que finalmente no se cumpliera tu deseo, aunque el muleño lo intentó. Lo cierto es que fue una Sanremo floja, solo aderezada por el extraordinario sprint final de Haussler y Cavendish.
Era totalmente desconocida para mí esta edición de la Clasicissima.
Kuiper es un corredor que siempre me llamó la atención por sus dos victorias en Alpe D'Huez, pero que tenía muy perdido en la historia del ciclismo.
Para quien quiera ver esta edición de la carrera, en la magnífica web de videopeloton pueden hacerlo.
Aquí la primera parte
Aquí la resolución
Publicar un comentario